EL LEGADO
Mal que nos pese -y aun si no nos importa-, en tres generaciones o con suerte en cuatro, nuestros descendientes directos, es decir los hijos de nuestros hijos o bien sus nietos, no recordarán nuestros nombres, tampoco serán capaces de reconocernos en una fotografía y, de hecho, sabrán poco y nada de nuestro paso por […]
